Se aprecia que la interacción de las personas con la tecnología era muy poca. La gestión de la información se hacía con datos estructurados y no estructurados y al gusto de cada empleado. Esto ocasionó que cuando un empleado necesitaba consultar esa información, no le fuese muy claro por la falta de un formato claro.
Esto hace que las empresas empiecen a reducir el riesgo, ya que cuentan con herramientas que monitorean el estudio del mercado y sus riesgos.
La comunicación en las empresas empieza a con nuevas herramientas como el correo electrónico y la Intranet, lo que permite mantener informado a toda la organización. Estos canales y medios se vuelven un apoyo fundamental para el logro de las estrategias.
La materia prima para generar conocimiento como lo es la información, se estructuran de una manera adecuada, de tal forma que cualquier empleado lo pueda utilizar.
La información es publicada por medio de un emisor sin importarle si es de interés para todos los receptores.
Las empresas empiezan a darse cuenta que no basta tener los procesos documentados y tener publicada la información en una Intranet, sino que ven la necesidad de gestionar conocimiento para convertir esto en un activo intangible de la organización.
Para esto se propician ambientes para el intercambio de conocimiento tácito y explícito, mediante socializaciones, reuniones y aplicaciones colaborativas.
Las comunicaciones se empiezan a realizar pensando en los receptores, aparece el trabajo en redes sociales, comunidades, donde se propician ambientes para el intercambio de conocimiento.
Se le da más importancia al capital intelectual que a las herramientas tecnológicas.
Se inicia el aprendizaje organizacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario